martes, 24 de junio de 2008

-Doctor, estoy muy grave.
-¿Que le pasa?
-Dios me habla.
-¿Como que Dios le habla?
-Si, le oigo, me dice cosas, me da consejos, me dice lo que tengo que hacer.
-Bueno, pero eso aparentemente no es un problema.
-!Claro que lo es! Antes no me hablaba. No puede ser normal.
-Pues no se que decirle... si fuera otro, pero tratándose de Dios... a ver, ¿pero que le dice?
-Pues que haga el bien, que si hago el bien él procurará por mi. Y que la vida tiene sentido, ¡si! ¡Eso es lo que más me perturba!
-¿Que la vida tiene sentido? ¿Pero porqué?
-¡Pues por que no lo tiene! Me habla Dios, y encima me miente. ¿Estoy muy grave doctor?
-Hombre, no se... nunca me había encontrado un caso así. ¿Pero usted es consciente de que hay millones de personas en el mundo que oyen a Dios, y no sienten la necesidad de ir al médico, si no que lo viven como algo normal?
-¡Claro que lo se! ¿Por quien me toma? Que yo soy una persona con estudios. Y por eso mismo me preocupa.
-Una cosa no se contradice con la otra... no es una cuestión de nivel cultural...
-Sea lo que sea, doctor, a mi esto antes no me pasaba.
-Ya pero, ¿que quiere que haga? ¿Quiere ver a un psicólogo?
-Mejor a un psiquiatra, si no le importa. Medíqueme, hágame una lobotomía, lo que sea, pero quítemelo de la cabeza.
-Pero señor... madre mía... ¿ha sufrido algún periodo de estrés prolongado últimamente?
-Pues claro que si, como todos, ¿y quien no?
-Bien... ¿y desde cuando dice que empezó a oír a Dios?
-Pues desde hace unas semanas. Primero pensé que eran imaginaciones mías, pero no. Empezó a darme la opinión sobre todo lo que hacia, sin yo preguntarle. Luego me citaba pasajes de la Biblia a cada instante, y ahora me dice que a ver cuando me paso por la iglesia. ¡El colmo! Si a penas veo a mi madre, ¿como voy a ir a verle a él?
-Bueno, no se que decirle... está claro que usted está a disgusto con esa presencia, sea o no sea realmente Dios, así que enfocaremos el caso como algo a subsanar. Aunque yo de usted recapacitaría, muchos pagarían por tener lo que usted tiene.
-¡Me importa un bledo! Para mi esto no es una bendición, ¡si no un síntoma! ¿Cubre un tac, mi seguro?
-En efecto, un tac sería un buen comienzo. Le daré hora para mañana a las diez.
-Gracias doctor, es usted un hombre comprensivo.
-Tengo que serlo. Pero usted no se preocupe. Sea lo que sea, intentaremos hacer todo lo esté en nuestras manos.
-Muchas gracias doctor, admiro su respeto. Por cierto, no le he preguntado si usted es creyente. No se ofenda, pero entenderá que dadas las circunstancias....
-Claro, claro... La pregunta no me ofende en absoluto. De hecho, me considero una persona bastante espiritual, y si, soy católico.
-No sabe lo que me alivia oír eso doctor. Doctor, ¿Rezará usted por mi?
-¿Rezar?
-Claro, como comprenderá, no estoy yo en condiciones para ello. Y por todos es sabido que en momentos de enfermedad, el recogimiento es muy positivo.
-Ya, pero... Bueno, claro, por que no, rezaré por usted. Pero no me falte mañana a la prueba. Tengo razones para creer que lo suyo podría ser grave.
-¿Grave señor? ¡No me asuste! ¿Pero como lo sabe? ¿Quién se lo ha dicho? ¿Dios? Ya estamos otra vez...

2 comentarios:

Lillu dijo...

Jajajaja muy bueno :D

saluditos!

electropandas dijo...

Gracias! Creo que eres la primera persona que se lo ha leído, después de la otra finusquida :D Un beso!